Las actrices y sus vestidos en los Oscar

Después de ver y escuchar al diseñador Randolph Duke, como comentarista de la ABC, describir el impacto que puede tener para un diseñador el vestido que una actriz postulada al Oscar luce en la alfombra roja, no fue difícil concluir porqué fue enviado del lado equivocado de la alfombra, a un lugar tan alejado, que muchos lo apodan “el cielo de la moda”.

Si esto es lo que los diseñadores tenían que observar, entonces puede ser que llegó el momento de reevaluar si los presuntos acuerdos para vestir a las actrices realmente valen todo ese dinero.

Así como una buena cantidad de los premios Oscar estaban considerados seguros, muchas semanas antes de la gran noche, los vestidos elegidos esta vez ofrecieron tan poco suspenso en variedad, que muchos se habrán preguntado si no estaban viendo una repetición.

Penélope Cruz hizo su entrada en un vestido de seda rosa diseño exclusivo de Versace, con falda de tela rizada que le caía a la espalda, pero que fue casi un duplicado del modelo en azul pálido de Dior que lució Charlize Theron hace dos años. Después se presentó Nicole Kidman en un vestido rojo de cuello alto de la casa Dior, complementado con moño del mismo color en el cuello, tan grande, que en lo menos que podíamos pensar era en el moño de Dior que también lució Charlize Theron en la gala del año pasado.

Tal vez a Charlize, castigada todos los años por la crema y nata de la moda, se le debería llamar la atención por fomentar un tema que se vuelve constante en la moda para las grandes ocasiones.

Joyería ostentosa También hubo una clara tendencia de joyería ostentosa incorporada a los vestidos, comenzando con Jénnifer López, literalmente enjaulada por cinco cadenas de pedrería metálica imitación de diamante sobre el pecho del vestido blanco Marchesa, seguida de Rachel Weisz con vestido dorado de Vera Wang.

Y por si el lazo de cristal, corpiño y tirantes de cristal cosidos en el dobladillo de su cola no brillaran lo suficiente, Rachel Weisz agregó lo que más parecía un adorno navideño de Cartier alrededor del cuello. “La verdad, no sé a dónde mirar”, se quejó Duke.

Cate Blanchett, con poca joyería, fue de las postuladas que asistieron al desfile de modas de Armanis, el sábado pasado, cuando indicó que usaría un vestido creación de ese diseñador en la ceremonia, lo cual cumplió.

La actriz lució un vestido de un solo hombro, adornado con velo de flores elaborado con lentejuelas negras y el cabello recogido, básicamente la imagen de la elegancia prefabricada, aunque ha dicho muchas ocasiones que lo que menos le importa es lo que digan los críticos de la moda.

“Creo que la moda es ahora un poco más segura”, señaló Cate, “pero también creo que si te vistes para impresionar a otras personas, te puedes meter en serios problemas”.

“Sin tirantes” Y qué más podría explicar la interminable cadena de vestidos sin tirantes de la temporada de premios de Hollywood que hicieron que las actrices, una vez en sus asientos, se vieran prácticamente semidesnudas. Sin embargo, reconozco que Jada Pinkett Smith, en un vestido sin tirante dorado de Carolina Herrera se veía sublime, y el vestido negro de Reese Witherspoon de Olivier Theyskens de Nina Ricci deben ser suficientes para transmitir su nombre a los confines del planeta antes de que haya ofrecido su primera presentación de la alta costura para la casa francesa. Hasta la temporada pasada, Theyskens era el diseñador de Rochas.

Los premios Oscar ofrecieron, sin embargo, algo de tregua a la tendencia de no usar tirantes en algunas formas que se antojaban elegantes sin llegar a ser potencialmente ofensivas al gusto en general.

Gwyneth Paltrow, por ejemplo, lució un vestido rosa de Zac Posen con costuras articuladas que se distribuían sobre su torso a manera de una telaraña, y el traje en negro y azul de Maggie Gyllenhaals, de Proenza Schoule, con cientos de plumas negras en el dobladillo, era sostenido por una correa que cruzaba elegantemente sobre uno de sus hombros. Podemos imaginar que cualquiera de esos diseñadores le espera un futuro brillante en la televisión internacional.

Sin embargo, tal parece que no importa cuántos estilistas y diseñadores se hayan involucrado en el proceso, siempre hay algo inesperado.

Sorpresa Quizá la más grande sorpresa fue la atención que recibió la candidata en la categoría de mejor actriz de reparto Jénnifer Hudson, quien orgullosamente luce una talla 12, atendida por un equipo de diseñadores internacionales que no suelen ofrecer esas tallas en sus tiendas.

Otro estilo Jénnifer, adoptada como protegida por Andre Leon Talley, editor de Vogue, eligió un traje café de Oscar de la Renta.

Este vestido tenía bolsillos ingeniosamente ocultos, así que la pequeña, quien estaba visiblemente nerviosa, podía guardarse las manos cuando hablaba para la televisión y, definitivamente debió sentirse agradecida cuando evitaba que la gente viera temblar sus rodillas cada vez que la cámara la enfocaba.

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