Después de su Oscar por El jardinero fiel, Rachel Weisz (Londres, 1971) regresa con La fuente de la vida, una compleja historia de amor y ciencia ficción desarrollada en tres partes a lo largo de diez siglos. La estrella de La momia, hija de un inventor húngaro y una psicoanalista austriaca, está unida sentimentalmente al director Darren Aronofsky, padre de su hijo Henry Chance.
-¿Cómo es su personaje, una mujer llena de vida que debe enfrentarse a la muerte?
-La conocemos tres días antes de morir. Padece un cáncer terminal y ha llegado a un momento en el que acepta su final, entiende que la muerte es parte de la vida y camina hacia ese momento con valentía. También represento a una reina que envía a las Américas a un conquistador. La fuente de la vida es una película que cuestiona la vida constantemente. Algunas personas creen en la vida de una sola manera por su religión, pero quienes no tienen esa fe pueden interpretarla de muchas formas. De eso habla el filme.
-¿Y cuál es su respuesta?
-La vida es corta y finita. No tenemos mucho tiempo para estar sobre la Tierra, debemos medir los días y vivir el momento. Estar presentes en nuestras vidas y ser muy conscientes de cada decisión que tomamos. Pasamos demasiado tiempo de nuestras vidas persiguiendo estupideces.
-Hugh Jackman ha confesado que no entendía nada del guión.
-La película es un rompecabezas, para entenderla hay que ir colocando las piezas en su lugar. Cada uno tenemos diferentes interpretaciones, y todas pueden ser válidas. Sin duda, es una experiencia muy personal.
-¿Qué método de trabajo sigue Darren Aronofsky?
-Es un estilista visual. Sus tres películas son increíbles, no se parecen a las de ningún otro director. Utiliza el color, el montaje, el sonido y el movimiento de la cámara como nadie. Pero al mismo tiempo es actor, sabe dirigirnos, no se queda en otra habitación tras el monitor.
Respeto de la industria
-¿Cómo le ha influido ser madre para entender el filme?
-No lo sé, quiero vivir lo suficiente para ver a mi hijo en su etapa adulta. Adivino que, de alguna manera, los que tenemos hijos terminamos viviendo a través de ellos.
-En el último año ha tenido un hijo, ha ganado un Oscar y un Globo de Oro, y está a punto de casarse.
-Ganar un Globo de Oro y un Oscar es increíble, lo máximo que le puede suceder a un actor, porque te ganas el respeto de la industria, de la comunidad de gente con la que trabajas cada día. No creo que nunca pueda superar lo que conseguí profesionalmente con El jardinero fiel.
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