Entrevista a Elena Anaya

Elena Anaya (Palencia, 1975) apuesta por el teatro político y comprometido. En 'Homebody/Kabul' interpreta a Priscilla, una introvertida joven inglesa que viaja a Afganistán en busca de su madre y encuentra, de paso, su propia identidad.

La obra, firmada por el premio Putlizer Tony Kushner, habla del Islam y de Occidente, del choque brutal entre dos culturas narrado a partir de la historia de estas dos mujeres.

PREGUNTA.- Se sube sobre las tablas de la mano de dos grandes, Mario Gas y Tony Kushner, ¿cómo ha sido la experiencia?
RESPUESTA.- Es de esas cosas que ocurren en la vida y dices... ¡qué alegría! Fue toda una tentación y un reto, aunque me daba un poco de miedo. Surgió un buen día tomando unas cañas con Blanca Portillo. Yo quería hacer teatro y ella me dijo que hablara con Mario, porque estaba como loco buscando gente, así que. aquí estoy.

P.- Siempre se ha dejado ver más en el cine, ¿puede cambiar esto a partir de ahora?
R.- Sí, no me importa dejar de hacer cine por el teatro, no significa que pares de trabajar. Aquí se aprende mucho, ni más ni menos, pero de forma muy contundente.

P.- Se trata de un texto político que habla del Islam, ¿cómo ve la situación descrita?
R.- Es una obra tremenda, muy comprometida y actual. No hay día que no veamos esto al comprar un periódico, aunque parezca algo tan lejano que nunca atraviesa la frontera de Occidente. Sin embargo, me llegué a identificar mucho con la historia y con mi personaje. Después de tres meses viviendo en este teatro, he hecho un viaje al mundo de Priscilla, una chica a quien sus padres nunca han sabido transmitir afecto. De repente, su madre desaparece en Kabul y ella decide ir en su búsqueda, ya que no puede creer la historia que le han contado.

P.- Ha tenido que actuar con burka, ¿cómo se siente?
R.- La primera vez que te lo pones, no tienes palabras para explicar cómo se observa el mundo desde ahí adentro. Es asfixiante: no se ve nada, no se escucha...

P.- Sin embargo, la obra muestra cómo esa incomunicación, en Occidente, ni siquiera necesita un burka para existir...
R.- Exacto, esto es lo bonito del montaje, que no sólo habla del islamismo, sino de una mujer occidental que se va a Afganistán para sufrir de verdad, buscando el sentido de su vida en el centro de la miseria.

P.- El estreno en Estados Unidos, tras los atentados del 11-S, fue bastante polémico, ¿cómo cree que será aquí su acogida?
R.- Bueno, no es una obra comercial que se estrene en un teatro de la Gran Vía. Es un texto bellísimo, pero no sé cómo va a reaccionar la gente. Sin embargo, sí sé cómo me siento yo después de cada ensayo. Es un tema muy universal: las guerras, el cómo unos países explotan a otros, de qué modo unas regiones se mueren de obesidad y otras de hambre. El montaje habla de un mundo llevado a su extremo, muy ridículo e incomprensible. Es un espejo de todo lo que ocurre actualmente.

P.- ¿Qué conclusiones pueden sacar los espectadores?
R.- Yo creo que se irán a su casa con muchas dudas. Kushner es un autor que no cierra nada, va lanzando preguntas que nunca quedan del todo atadas. Me parece un texto completamente fundamental y necesario que, de alguna manera, logra abrirte los ojos. Pienso que puede enseñarnos mucho a todos.

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