+ Colin Firth desea ser un chico malo

Todo un símbolo en su país natal, Gran Bretaña, ahora cambia de registro en ´La última legión´, una superproducción europea que recupera el estilo clásico de las cintas de aventuras para toda la familia y que este viernes se estrena en España.

Firth y su compatriota sir Ben Kingsley -acaba de rodar con Penélope Cruz ´Elegía´, de Isabel Coixet- encabezan el reparto de esta épica historia que ha producido el veterano Dino de Laurentis y en la que encarna al héroe, un militar que tiene que rescatar al último emperador de Roma.

PREGUNTA: El filme se rodó en los países del Este ¿Cómo fue la experiencia? RESPUESTA: Muy dura y muy difícil. Trabajar con temperaturas tan bajas no es agradable, pasamos mucho frío. Además, nunca había hecho nada parecido, con tanta acción. Pero los lugares eran perfectos para el tipo de película que estábamos haciendo y aunque para el equipo técnico y artístico fue algo incómodo el resultado ha sido espectacular.

P: Muchos aseguran que este tipo de filmes aventureros y para todos los públicos son un riesgo, no sólo para el productor y director -el debutante Doug Lefler-, también para los intérpretes.
R: El guión me atrapó, era una buena historia. Merecía la pena contar este cuento porque tiene todos los elementos a su favor para llegar a la audiencia. Se han hecho muchas películas épicas en las que lo único que interesa es la acción y eso termina por aburrir al público. Y este no es el caso de ´La última legión´, donde hay aventuras, pero también hay escenas pequeñas e íntimas. Hay grandes batallas, pero los protagonistas son un grupo de soldados romanos, unos siete, y su lucha contra un ejército invasor. Unos luchadores que tratan de sobrevivir y de conocerse un poco más.

P: Usted encarna a Aurelius, que intenta mantener con vida al último emperador de Roma, rol que hace el joven Thomas Sangster, con quien coincidió en ´Love Actually´.
R: Nuestros personajes tienen una relación muy estrecha, casi de padre e hijo.

P: Esta vez no es el atractivo y conquistador actor que le ha llevado a ser uno de los hombres más sexys del planeta, según le califica la revista ´People´.
R: Me gusta interpretar roles distintos. Siempre he querido hacer de malo pervertido, pero no me lo ofrecen. Prefieren darme personajes melancólicos o divertidos. Imagino que en Hollywood resultará extraño que persiga estar en producciones interesantes en lugar de tener éxito por aparecer en historias sin sentido.

Opuesto a un Don Juan
P: Además, parece que no se lleva muy bien con la fama.
R: No pretendo hacer una comparación ligera, pero me contaron que Marlon Brando iba caminando por la calle en 1962, cuando era muy famoso, y su acompañante le dijo que nadie le reconocía. Entonces, él dijo: 'mira esto', y estiró sus hombros y abrió sus ojos, y en ese momento las personas descubrieron que era el gran Brando. No me gusta la fama, no se quién la busca y tampoco por qué. Puedo entender que el ego te haga sentir más poderoso y querer sentir el respeto de los demás. No soy un ambicioso y esa no es mi dirección. Como actor disfruto con el reconocimiento, pero no me molesto en preocuparme por conseguirlo.

P: Hay millones de personas que le siguen viendo como el señor Darcy de ´Orgullo y prejuicio´.
R: La memoria del público llega hasta la última película que has hecho. Sí, el señor Darcy ha sido importante en mi carrera, me siento muy orgulloso de ser recordado por este trabajo porque fue un producto fantástico y, además, me gusta que me sigan viendo como un galán. Otros se acordarán de ´Bridget Jones´, que tampoco está nada mal porque me siento muy orgulloso de las dos películas.

P: Lo curioso es que usted no es un Don Juan.
R: Es extraordinario que la gente se fije en mí como si fuera Warren Beatty. Hasta que conocí a mi actual esposa, a mis 35 años, sólo había tenido dos novias. No debería decir esto porque voy a tirar por la borda mi imagen de rompecorazones. Pero es así, nunca he ligado mucho.

P: ¿Cuál es el secreto de su éxito profesional?
R: Soy muy afortunado. Puede que sea por mi altura, que es considerable, o que mi físico se adapta a personajes diferentes. También hablo suave y tengo un acento perfecto para el drama. Y, desde el principio, me decanté por los roles secundarios en lugar de protagonistas porque es más fácil empezar por abajo e ir poco a poco para no quemarte en la pantalla.

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