Naomi Watts: «En el pasado fui autodestructiva»

La rubia que sorprendiera con su interpretación en el filme de terror «The Ring» regresa a la gran pantalla con un trabajo que en nada tiene que ver con aquél. «El velo pintado» es un drama romántico en el que comparte protagonismo con Edward Norton y se atreve, por primera vez, a frontar labores de producción. Fue precisamente durante el rodaje de la cinta cuando la actriz conoció a Liev Schriber, su pareja desde hace dos años y con quien tendrá su primer hijo en unos meses. Watts lleva más de una década buscando su lugar en Hollywood y más de una vez pensó en tirar la toalla, algo que si no ha hecho -ella misma lo ha confesado- ha sido porque su amiga, la también australiana Nicole Kidman, la convenció para seguir.
-¿Por qué decidió interpretar «El velo pintado»?
-Me gustó Kitty desde el momento en que leí el guión. Es un personaje que me llamaba desde las páginas del texto, una mujer adelantada a su tiempo, al menos, en cuanto a que rehúsa conformarse con lo que se suponía que tenían que hacer las mujeres. Después fue atrapada por el mundo frívolo de la época, la presión del matrimonio, su familia, y terminó dando un paso en falso.
-En el filme, Kitty engaña a su marido y después se enamora de él. ¿Cómo se enfrentaría a un engaño?
-No lo sé, supongo que me costaría enfrentarme a ello. Le preguntaría por el motivo, qué no encuentra en nuestra relación y si es posible salvarla. Uno piensa siempre que si te van a engañar lo mejor es acabar con todo, pero una relación tiene sus altos y sus bajos y es importante ver en qué lugar del camino te encuentras. Si lo vivido merece la pena debes darte una oportunidad. Nunca he estado casada ni he tenido hijos, obviamente una razón muy importante para continuar. Creo que recurriría a la terapia.
detrás de la cámara
-En esta película ejerce además de productora.
-Así es, y he disfrutado muchísimo. Edward Norton y yo nos unimos para encontrar al director, John Curran. Ya le conocía porque había trabajado con él en «Ya no somos dos» (2005), y sabía que podría rodar una gran película por su habilidad para entender las relaciones y sus conflictos. Él ha sido capaz de poner humor donde era casi imposible para eliminar la tensión.
-¿Cómo describiría a Kitty?
-Es una mujer que disfruta dispersando su atención en varias cosas al tiempo, en vez de concentrarse en la persona que ama. Cuando un joven médico, Walter, a quien apenas conoce, le propone matrimonio, ella entiende que supone su única salida para huir de una familia que la agobia. El hecho de viajar a un lugar exótico añade misterio a la aventura; el matrimonio se le antoja, en esos momentos, excitante. Después, cuando engaña a su esposo, continúa con esa misma actitud autodestructiva hasta que deja de castigarse y comprende dónde está su lugar en el mundo. Me fascinó comprometerme con un personaje que muestra sus debilidades y que sufre una transformación inmensa a lo largo de la historia.
-¿Quería experimentar lo que se siente como productora?
-Es importante luchar por las cosas en las que crees, y yo estaba segura de que este personaje era para mí, de ahí que decidiera involucrarme como productora. Quería tener voz detrás de la cámara, opinar, dar mi punto de vista sobre la historia y hacer valer mi voz. Y ha merecido la pena.
-El sur de China, donde se desarrolla buena parte del filme, es otro de los protagonistas.
-El director quería que no se falseara la imagen de la ciudad con decorados o que filmáramos en Europa o Asia. Viajamos todo el equipo al sur de China y tuvimos la sensación de que nadie había estado allí antes, rodeado de montañas y con un río que lo atravesaba. Caminamos a pie durante varias horas por un desfiladero. La experiencia resultó absolutamente increíble.
-La cinta refleja muy bien las diferentes clases sociales de la época.
-Es un tema fundamental en la historia. Ir durante dos semanas a hombros de un grupo de personas es ridículo, y eso se ve en la película. Estoy segura de que provocaba una terrible frustración.
-Tiene tendencia a elegir mujeres que terminan por sucumbir a las tentaciones.
-Así es, y, sobre todo, a aquellas que muestran sus debilidades, pero lo cierto es que no voy buscando a la mujer perfecta cuando leo un guión, y me parece, además, que ese tipo no existe. Kitty es apasionada y termina viviendo una gran historia de amor. Creo en el ser humano, pero no siempre somos capaces de mostrar nuestra grandeza.
-Vemos algunas escenas subidas de tono para los estándares de Hollywood, ¿le costó rodarlas?
-Como actriz, es cierto que existe resistencia hacia este tipo de imágenes; mentalmente las anticipas, te preguntas cómo vas a actuar. La de amor entre Kitty y Walter es fabulosa, uno de los momentos clave de la película: el hambre y la desesperación se funden en esa secuencia en la que se muestra a dos seres humanos que dejan al descubierto sus necesidades reales. Es tensión pura.
-¿Se identifica con el personaje que interpreta?
-Kitty es muy humana, por su condición social está obligada a comportarse de una forma concreta, pero ella es poco convencional y se salta las reglas. En ese sentido sí que me parezco a ella y reconozco que en algún momento de mi vida he transitado por ese camino de autodestrucción, de no permitirme crecer, ella se siente un poco muerta por dentro, pero guarda mucha bondad en su interior.
palabra de godard
-Este año aún tiene otra película por estrenar.
-Acabo de terminar el rodaje de «Funny Games», dirigida por Michael Haneke. No puedo quejarme: he saltado de «King Kong» a Haneke, y, de ahí, a trabajar con Cronemberg. Ahora busco algo más ligero, odio repetirme. Jean Luc Godard me dijo una vez: «Los buenos directores hacen la misma película una y otra vez», no quiero decir que yo pueda estar en los niveles de un maestro como él, pero si eres una persona creativa tratas de hacer películas basadas en la realidad y para mí es muy importante no tener miedo a contar historias sobre la lucha diaria que significa ser una mujer.
-¿Cuál ha sido el mayor reto que ha tenido que superar en la vida?
-La muerte de mi padre cuando yo tenía siete años, un dolor que me acompañará de por vida.
-¿Cómo era de adolescente?
-Tengo un hermano mayor que nunca me dejó jugar con «barbies», yo tenía que trepar a los árboles y todos sus amigos eran también los míos. No jugaba como una niña, nunca llevé las uñas pintadas de rosa ni me compraron vestidos con lazos, me atraían más los deportes. No fui consciente de mi imagen hasta que cumplí los veinte, cuando pasaba una temporada de vacaciones en Japón. Entonces, un productor me ofreció un contrato, y a partir de ahí trabajé en varios anuncios publicitarios.
«Rodar con Michael Haneke y Cronemberg ha sido una grata experiencia. Ahora quiero descansar y buscar papeles distintos»
«Fui una dolescente atípica que se subía a los árboles con su hermano. Nunca me pinté las uñas de rosa ni llevé trajes con lazos»

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