Entrevista con George Clooney

Aprincipio de este año se dio el gusto de ir a la entrega del Oscar con el récord histórico de una triple nominación, una como Mejor Actor de Reparto, otra por el Mejor Guión y otra como Mejor Director, llevándose a su casa una estatuilla por la primera de esas categorías.

Sin embargo, este año sólo lo veremos en una película como protagonista, The Good German, una adaptación de la novela de Joseph Kanon que fue filmada en blanco y negro. En ésta, Clooney es un periodista militar que en los primeros días después del fin de la Segunda Guerra Mundial vuelve a Berlín para cubrir la Conferencia de Postdam, reencontrándose allí con una ex amante (Cate Blanchett), quien se prostituye mientras consigue un salvoconducto para poder sacar de Alemania a su esposo, un científico nazi buscado intensamente tanto por los rusos como por los norteamericanos.

¿Te has encariñado con los proyectos en blanco y negro?
De alguna manera sí. Lo bueno es que últimamente he podido presionar y conseguir lo que quería. Pero yo sé tanto como tú que esto no va a durar para siempre. Así que tengo que aprovechar este período para intentar hacer aquellas cosas que no necesariamente le fascinan a los grandes estudios. Nadie te va a decir: "Por favor, haz una película en blanco y negro sobre la Conferencia de Postdam o por qué no haces otra película en blanco y negro sobre Edward R. Murrow en 1954. O mejor, ¿por qué no vuelves a hacer Syriana?" Nunca te van a decir que eso es lo que esperan de ti. Por eso ésta es una buena etapa para mí, siento que he podido salirme con la mía en varias ocasiones.

¿Qué te pareció la propuesta de esta cinta de contar la historia desde diferentes puntos de vista?
Ésa fue una de las cosas que más me gustaron del proyecto. Me encanta la posibilidad de cambiar el punto de vista, que es algo así como cambiar el lente, porque te desconcierta completamente como espectador. En los años 50 este tipo de películas eran contadas sólo desde la mirada del protagonista masculino y aquí no es así. Además, al principio piensas que el protagonista es Tobey Maguire pero no es así. En ese sentido The Good German me hizo recordar cuando vi Alien por primera vez. Era 1979 y en las primeras escenas uno cree que Tom Skerritt es el protagonista, porque era conocido por otras películas y sabíamos que él siempre sobrevivía hasta el final. Era el más apuesto de toda la tripulación y es el primero que se va. Después te das cuenta que la protagonista es Sigourney Weaver.

¿Crees que se pueden ver paralelos entre lo que cuenta The Good German y lo que está pasando actualmente en Irak?
No sé si se puede establecer una comparación con lo que está ocurriendo ahora, sobre todo en lo que tiene que ver con perdonar crímenes de guerra, porque eso no es precisamente lo que estamos haciendo ahora en Irak. Además, no sé si The Good German es necesariamente una película política, aunque está ambientada en el contexto de una historia real. Me encanta el mundo en el que está ambientada la película pero para mí es más una película de misterio y romance, que una política. Es una especie de Chinatown en donde no hay ganadores y nadie es completamente honesto, pero ambientada en una época muy peculiar de la humanidad.

¿Siempre te entusiasman los proyectos que elige Steven Soderbergh?
No necesariamente. Nos encanta trabajar juntos. Éste es un proyecto que desarrollamos entre los dos. Compramos los derechos del libro y desarrollamos el guión. Compartimos el espantoso momento en que nos tuvimos que sentar con Alan Horne y Jeff Robin en Warner Bros. para decirles que íbamos a hacer la película en blanco y negro. Como te podrás imaginar, no se mostraron muy entusiasmados. Pero volviendo a tu pregunta, en realidad cada vez que tengo la oportunidad de trabajar con Steven me pongo muy contento. Nunca he tenido una mala experiencia con él.

¿Cuál es el secreto de tu éxito, no sólo como actor sino también como productor y director?
Yo espero haber crecido un poco como artista a partir de mi trabajo como actor y productor. En mi posición de guionista, productor o director puedo mirar las cosas de una manera un poco más objetiva que como actor. Por lo tanto, he podido analizar mejor un montón de proyectos en los que quizá yo no me hubiese contratado, porque sé que hay muchos actores que pueden hacer ese papel mucho mejor que yo. Creo que uno de los secretos para ser un buen actor es poder entender tus limitaciones. Pero también es importante tratar de hacer cosas diferentes para poder crecer con cada película, sabiendo que uno no necesariamente puede hacerlo todo.

¿Ya no tomas la actuación tan seriamente como antes a partir de tus nuevos roles?
Aún disfruto la actuación, pero sé que llegará el momento en que ya no me interese tanto. Si tengo la oportunidad de volver a actuar con Steven [Soderbergh], Ethan y Joel Coen, o Tony Gilroy, con quien hice Michael Clayton [aún sin estrenar], no lo dudaré, porque no hay nada más divertido que trabajar en un filme con un buen guión y un buen director. Por ejemplo, no hubo un sólo instante aburrido al trabajar con Cate Blanchett, aún cuando éste era un proyecto muy complicado que requería de un enorme compromiso. Uno nunca podía desconectarse emocionalmente de lo que estaba ocurriendo. Tenía que ser dolorosamente directo y no interiorizar nada. Eso es algo muy difícil de hacer, sobre todo cuando estaba tratando de conseguir que lo que uno hacía resulte creíble.
En cualquier caso, lo cierto es que no me aburro de actuar, sobre todo cuando me toca trabajar con directores que adoro. Si llega el momento en que me aburra como actor, me voy a dedicar a dirigir, porque eso es algo que me gusta más.

¿En qué medida tienes que incorporar proyectos comerciales a tu carrera para poder hacer los que verdaderamente te importan?
Uno tiene que hacerlos, es inevitable. Clint Eastwood fue el que estableció cómo había que hacer las cosas. Él fue el primero que se dio cuenta que ésa era la forma de lidiar con el sistema, y yo tengo una oficina justo al lado de la suya, somos vecinos, y durante 10 años lo he visto todos los días. La de Clint es una manera inteligente de hacer las cosas. Haces una película que gana mucho dinero y luego dos películas pequeñas a continuación. Y eso es exactamente lo que yo vengo haciendo.

¿El Oscar cambió tu vida?
Lo ha cambiado todo. Ahora soy mucho más alto. Es algo muy agradable que te hace sentir muy bien, pero la verdad es que no genera ninguna diferencia cuando me siento a hablar con la gente del estudio y les explico que quiero hacer una película. Lo tengo en mi casa, y mis amigos cuando vienen lo levantan, se sorprenden por lo pesado que es y eso es todo. No está nada mal tener uno.

¿Qué es mejor, el Oscar o ser considerado el hombre más sexy del planeta?
Lo del hombre más sexy me gusta más. Es un honor muy importante. Yo sé que Brad [Pitt] está un tanto molesto de que me lo hayan dado a mí, pero sé que pronto él tendrá oportunidad de serlo. Aunque creo que a quien peor le cayó que me eligieran a mí fue a Matt Damon. Pobre muchacho…

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